La educación está cambiando, en parte porque lo hace la sociedad en la que se enmarca y en parte porque el mercado laboral demanda una educación diferente. Precisamente, porque es complejo dirigir la educación cuando los conceptos quedan pronto obsoletos, los expertos aconsejan desplazarla hacia el desarrollo de la creatividad y al pensamiento crítico, entre otros valores. Las aulas del futuro, en lugar de centrarse en la memorización, se plantean como la superación diaria de retos y proyectos en base a las distintas capacidades de los alumnos. La robótica para niños es perfecta para complementar la enseñanza clásica, aunque de momento sigue siendo una actividad extraescolar, debido a las ventajas y beneficios que aporta a los alumnos.

Los niños nacen siendo científicos en potencia, con una elevada curiosidad por el mundo que les rodea; sin embargo, acaban abandonando esta posibilidad futura por otras quizá más convencionales. En nuestro país, al igual que en otros del entorno, se premia la memorización en lugar del aprendizaje crítico dentro del sistema educativo, algo que elimina parte de esa curiosidad innata.

El debate, la solución de problemas de un modo creativo o el pensar fuera de la caja, son métodos no se contemplan dentro de la educación, de la que se han eliminado incluso las artes de la educación primaria. Estudiar supone un reto, pero uno a la paciencia del alumno ante la memorización.

Las clases son aburridas, y los temarios a memorizar demasiado extensos como para profundizar en ellos. Como consecuencia, muchos alumnos pierden el interés y no se sienten motivados.

La robótica para niños es una alternativa lúdica a tener en cuenta, ya que supone un cambio de paradigma al estudio clásico. El alumno, en lugar de ser un mero oyente en una clase, pasa a ser el protagonista de un juego de construcción (Meccano, Lego Mindstorms, K’nex) mediante el que da rienda suelta a su creatividad mientras trabaja en su comprensión sobre la tecnología.

Hace tiempo que sabemos que la diversión es un factor clave en el proceso educativo, y que la gamificación ayuda a aprender mientras los alumnos juegan. ¿Por qué no hacer clases divertidas con robots?

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